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Postura teórica II: Concepto

Tiempo ha pasado de que escribí los inicios de la postura teórica, me parece justo comenzar ya con el tema de concepto.


He dudado mucho el cómo comenzar este tema ya que tengo ciertos temores —tal vez infundados— sobre la importancia del concepto arquitectónico; y no me refiero al problema de qué es el concepto arquitectónico en cuanto a su significado, sino a algo más elemental:


cómo darle la importancia justa.


A lo largo de la carrera he escuchado tantas discusiones inútiles sobre lo que es el concepto arquitectónico; comenzando desde qué es un concepto, y luego lo que pasa con un concepto cuando se le pone el adjetivo arquitectónico, o cuál es la forma en que el concepto arquitectónico se debe entender, hay tantas versiones que no dicen lo principal: el concepto arquitectónico es el inicio y fin de todo proceso arquitectónico.


¿cuántas veces no se ha visto que se desarrolla un proyecto a nivel ejecutivo con cientos de planos, siendo que desde un inicio el proyecto no tiene razón de ser? más aún, ¿cuántas veces no se ha visto que al final del proceso se busca una justificación conceptualoide para el proyecto? un parche requerido para justificar la existencia como arquitectura del objeto resultante.


Al final, lo importante es entender el inicio de cualquier proyecto como:


un proceso conceptual que no comprende ningún elemento físico concreto, ninguna materia, ningún material, solamente la necesidad espacial específica del proyecto y entenderla a través de un sistema homólogo o un elemento abstracto que compacte los requerimientos principales.


Esto puede sonar terriblemente incoherente y estoy de acuerdo que lo es en este punto, pero aún falta explicar algo: es una parte del proceso muy sutil y considero bastante efímero su tiempo de vida; el entender el sistema símil es entender el concepto base.


En el momento que el concepto base es asimilado, a partir del requerimiento arquitectónico, se deben entender sus límites y sus alcances; al entender este segundo nivel de abstracción, se obtienen las herramientas indispensables para la argumentación crítica de los demás elementos, como la materia y los materiales.


Cada concepto contiene elementos muy simples; de hecho, el concepto mismo es el elemento mental más simple, pero conlleva ciertas implicaciones que lo vuelven afín con otros conceptos no arquitectónicos, los cuales son los verdaderos elementos configuradores del espacio arquitectónico.


Finalmente —en esta linea de argumentación general— el concepto arquitectónico es un elemento mínimo en el proceso general de la arquitectura que a pesar de su simpleza es el verdadero articulador de un proyecto arquitectónico. Dicho eso con motivo de aclarar los conflictos creo existentes en el desarrollo conceptual de la arquitectura, a saber:


otro problema muy común en la arquitectura es la interpretación errada del concepto como una analogía formal.


Un concepto arquitectónico es una abstracción de la significación espacial de un proyecto, una analogía formal es un resultado visual que nada tiene que ver con un concepto que es el fundamento esencial.


Pensé hablar de tipos de conceptos, mas no estoy seguro aún de un método de clasificación; por ejemplo, no me parece correcto diferenciar los conceptos por su capacidad de extensión, algunos permiten mayor experimentación espacial, otros mayor experimentación material, otros mayor experimentación matérica y es un hecho que eso no los vuelve diferentes en su calidad, modifica su capacidad, pero no es motivo suficiente para separarlos. Eventualmente podría ser útil la división para facilitar su aplicación y economizar el tiempo de especulación conceptual… aún no estoy consciente de la estructura de dicha taxonomía, así que decido dejarlo como tema pendiente ya que no afecta el desarrollo de el tema del concepto en sus generalidades.


Como cierre momentáneo del concepto y pauta de inicio para el siguiente tema —materia— me gustaría hablar de la permanencia del concepto a través del proceso proyectual:


A pesar de que el tema es muy conflictivo, me parece que la gran mayoría de los arquitectos (esperando realmente que fuesen todos) considera el concepto arquitectónico como una constante del proceso que es susceptible de modificaciones superficiales o reconfiguraciones en su estructura inicial; no es el inicio físico del proceso proyectual, tal vez el concepto no es algo consciente durante las primeras etapas, lo cuál tampoco significa que no exista; existe desde el inicio, está durante el proceso e inevitablemente llega un punto en el cual el diseñador descubre cierta constante en el proceso… ¡No es una epifanía! es sólo el devenir del proceso a un plano consciente. En un proceso ideal —tomando como ideal la claridad del proceso e identificación del método y transiciones de etapas, nunca pensando en el proceso real como algo menos efectivo… he dicho que el proceso es personal y la efectividad depende de cada diseñador, nunca del método teórico que, al seguirlo al pie de la letra (golpe fulminante para mi propuesta tal vez) se vuelve un texto lleno de buenas intenciones pero sin ninguna capacidad trascendental— el concepto necesita devenir en cualidades físicas específicas no definidas aún en este punto; las intenciones que expresan el rango de acción del concepto requieren una resonancia material que sólo ciertos elementos son capaces de proporcionar, el encontrar aquellos elementos es la primera parte del proceso donde interviene el plano de la realidad física —asumo la existencia de una realidad ontológica abstracta para fines prácticos en el proceso a pesar de que es un tema justamente discutible, con gran variedad de posturas y sin respuesta clara aún—, realidad que mostrará, aparentemente, de forma clara las primeras intenciones del proyecto.


El siguiente tema es, claramente, la materia; será dividido en dos partes, a saber: abordando la conexión del concepto con la realidad física en una primera etapa (materia), seguida de la explotación de los recursos físicos disponibles para el diseñador (material). Dividido así con el deseo de crear una conexión clara entre la conceptualización pura, la conceptualización dirigida y las posibilidades estructurales reales.

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